LA PATRIA | MANIZALES
Indignación y repudio es lo que sienten los riosuceños ante los hechos criminales del pasado domingo. Ese día, en diferentes casos, asesinaron al abogado Iván Augusto Largo Taba y al sacerdote José Ancízar Mejía Palomino, de 84 años.
La muerte del abogado se produjo en un acto sicarial. Según la Policía, al hombre le dispararon desde una motocicleta. La del párroco está en investigación, pues el señor no presenta heridas de arma de fuego o blanca, pero fue encontrado atado de pies y manos en su vivienda del municipio del occidente caldense.
Abel David Jaramillo, alcalde del municipio, expresó que la comunidad rechazó los hechos de violencia que se presentaron y que hay una total solidaridad con las familias de ambas víctimas.
El domingo, a las 6:00 de la tarde, se realizó en el municipio un consejo de seguridad, encabezado por autoridades locales y por el secretario de Gobierno de Caldas, Alfredo Roncancio, allí el pedido a los comandantes de Policía y Ejército fue el aumento del pie de fuerza para este municipio.
De ambas instituciones el alcalde recibió una respuesta satisfactoria, además serán enviados investigadores del CTI para que esclarezcan los hechos y los posibles agresores. Al término del consejo se ofreció una recompensa de $5 millones, para cada caso, a quien brinde información.
"Hoy más que nunca tenemos que rechazar todos estos hechos violentos y unirnos no solo para luchar contra el delito, sino en defensa principalmente de la vida frente a los ataques que están afectando a las personas de nuestro municipio", expresó la Alcaldía de Riosucio.
El abogado litigante
Iván Augusto Largo Taba, abogado de 59 años y natural de Manizales, fue asesinado el pasado domingo a las 12:50 de la tarde al frente de su vivienda en Riosucio, cerca del Teatro Cuesta. La víctima recibió tres impactos de arma de fuego que le propinaron hombres desde una motocicleta. Fue transportado al hospital San Juan de Dios, del municipio, pero falleció mientras recibía atención médica.
Minutos antes había estado en un bautizo como padrino y después de compartir un rato con la familia del pequeño - donde se tomó fotos y sonrió como siempre -, salió acompañado de unas personas, entre ellas su secretaria.
El ataque ocurrió en la carrera 7 entre calles 6 y 8, afuera de la panadería Delicias de Riosucio.
Mientras Largo se debatía entre la vida y la muerte, su hijo, con el que se había comunicado 10 minutos antes, viajaba hacia Medellín. "Cuando iba en camino paré a almorzar, lo llamé y me dijo que tenía un poco de gripa. Seguí el camino, me entró una llamada y me dijeron que mi papá estaba herido. No lo podía creer", dijo el muchacho.
El joven siguió el recorrido y en otra llamada le volvieron a decir lo mismo, por lo que le dijo al conductor que se iba a bajar. Sacó la maleta y cogió un mototaxi rumbo a Riosucio sin saber qué hacer, pues le decían que a su padre lo iban a trasladar a otro centro asistencial. Cuando llegó a Supía llamó a una persona que estaba en el Hospital y le pasó al médico, quien le dijo que su padre había acabado de morir.
Con la voz entrecortada y los ojos encharcados, el joven recuerda esos momentos de angustia, pero también saca fortaleza para recordar los momentos felices al lado de su padre. Por ejemplo, la Navidad pasada y su risa.
Dijo que su padre era un hombre muy alegre, pacífico y analítico, que siempre sorprendía a su familia por las cosas buenas que hacía. Las frases que nunca olvida son: "cada día trae su afán" y "todo se arregla hablando".
La muerte de este abogado es un misterio, su familia no tiene conocimiento de alguna amenaza y, a pesar de que alguien le quitó la vida a su ser querido, dicen que no guardan rencor.
* Con información del Periódico Q'hubo.
Atado de pies y manos
El no llegar a oficiar unas misas el pasado domingo hizo que un joven extrañara al sacerdote José Ancízar Mejía Palomino, de 84 años y natural de Bogotá. El muchacho y algunas señoras de la comunidad tocaron en la vivienda en donde residía el párroco, pero no había respuesta, por lo tanto dieron aviso a las autoridades quienes tumbaron la puerta.
Al entrar encontraron el cadáver del hombre, el cual no presentaba signos de ser agredido con arma de fuego o blanca, pero que estaba atado de pies y manos.
El sacerdote pertenecía a la diócesis de Buga (Valle del Cauca) y se encontraba adscrito a la Diócesis de Pereira como capellán del Orfanato y Hogar del Anciano Luisa de Marillac. La Alcaldía del municipio expresó en un comunicado que falleció "a manos de autores desconocidos".
Mejía Palomino se ordenó en Buga en 1987 y fue sacerdote durante 10años en Venecia (Valle) de donde llegó a Riosucio autorizado por el obispo de aquel entonces. Se caracterizó por ser misionero y recorrer las veredas del municipio caldense, a las que iba caminando o en caballo. En la actualidad era el capellán de la Sagrada Familia donde funciona un orfanato en el cual oficiaba la misa a las 5:00 de la tarde.
En el barrio Las Américas, de Riosucio, hay gran tristeza debido a que el sacerdote el día 22 de cada mes celebraba la eucaristía a la Virgen La Milagrosa. La comunidad comentó que el párroco viajaba a Bogotá a adquirir ropa y calzado que luego distribuía entre familias pobres del campo.
Una de sus particularidades era que vivía con 50 perritos, pues cuidar animales era otra de sus devociones y uno de sus últimos deseos era que su ahijada se hiciera cargo de todas sus pertenencias y las imágenes religiosas que fueran donadas al obispo de Medellín , quien quería mucho al padre. Las exequias serán hoy a las 10:00 de la mañana en el templo de La Candelaria, donde ayer fue velado.
El cardenal Rubén Salazar Gómez, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, dijo: "Así como en medio de esta guerra caen tantas personas inocentes, sería casi imposible que no cayeran sacerdotes. Todo asesinato es repudiable, pero causa especial atención que asesinen a un hombre que le ha dedicado su vida a Cristo y al servicio de los demás”.
Los registros de la Conferencia Episcopal indican que en Colombia desde 1984 a la fecha han sido asesinados 83 sacerdotes, 8 religiosos (5 monjas, 3 hombres) y tres seminaristas, al igual que un arzobispo y un obispo. Este año van tres párrocos asesinados.
Desde la Policía
El coronel Rafael Mesa, subcomandante del Departamento de Policía Caldas, expresó ante los dos homicidios:
"El sacerdote fue hallado en posición fetal atado de manos y pies, sin signos de violencia. En este caso en coordinación con la Fiscalía hay un grupo de investigación criminal para lograr los resultados de agresores de este hecho". Sobre el abogado indicó: "se están haciendo entrevistas y también hay un grupo especial para esclarecer el homicidio".
Asesinado caficultor en Pácora
Como Samuel Arroyabe, de 52 años, identificaron las autoridades al caficultor asesinado en la vereda Arrieta, en jurisdicción de Pácora, municipio del norte de Caldas. Según la Policía al señor lo atacaron cuando salía de su casa a mercar al corregimiento de Castilla. El campesino murió como consecuencia de las heridas causadas con arma de fuego en la cara, una , y en el pecho, cinco. Las exequias de Arroyabe se cumplieron ayer en la tarde en Castilla.
Familiares informaron que el caficultor estaba casado, tenía cinco hijas y cuatro nietos. También informaron que hace pocos días había regresado al corregimiento proveniente de Medellín. En Pácora pagaría unas deudas y regresaría pronto a la capital de Antioquia.