A las 12:00 m fue el entierro del religioso que fue asesinado el pasado domingo en Riosucio (Caldas). Una caravana acompañada de los habitantes del pueblo, alcalde, funcionarios de la Alcaldía y miembros de la iglesia recorrieron las calles hasta llegar al Cementerio San Esteban, en donde fue enterrado.
Algunos habitantes dijeron que Ancízar Mejía Palomino, sacerdote, era muy entregado a la comunidad y a la iglesia, y rescataron su servicialidad.
Ángel Mejía Palomino, hermano del religioso, dijo que desde hace 10 años no se encontraba con él, y que tuvo que regresar para verlo muerto. "Somos de Riosucio, pero vivo en otra ciudad. Ancízar sí residía aquí desde hace 27 años", sostuvo Ángel.
El alcalde Abel David Jaramillo dijo que aunque el padre era reconocido en el pueblo, no pertenecía a ninguna iglesia, sino que hacía remplazos cuando los curas oficiales no podían dictar una Santa Misa.
Por ahora las autoridades siguen ofreciendo $5 millones para quien dé información que pueda esclarecer los hechos, pues aunque el cuerpo del religioso no presentaba signos de violencia, fue hallado con ataduras en pies y manos.