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Preocuparse, cánula-canícula, mordaz, amainar

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Cuando digo que "me preocupa la paz de este país que nos tocó en suerte", significo con ello que me interesa, que buena parte de mi tiempo ocupa mi imaginación y que no pocas veces me trasnocha. Con esta acepción, sus sinónimos son ‘dar que pensar, importar, tomar a pecho, tomar con calor, desvelarse’. Pero si afirmo que "me preocupa la forma como el gobierno la quiere alcanzar con las llamadas ‘conversaciones de paz’ en La Habana", quiero decir que su resultado me produce desazón, me reconcome, me intranquiliza y me inquieta, pues estoy convencido de que los interlocutores -los cabecillas de esa pandilla de terroristas- están interesados únicamente en ganar tiempo sin órdenes de captura, en disfrutar sin sobresaltos de unas indefinidas vacaciones en la finca de los Castros y en reorganizarse y fortalecerse, tal como lo hicieron en El Caguán. Con esta significación, sus sinónimos son ‘intranquilizarse, desasosegarse, perturbarse, atormentarse, angustiarse’. Por todo esto, tiene razón el señor Rafael Antonio Zuluaga Villegas, a quien le ‘preocupan’ la buena gramática y el mal uso que de ella hacen algunos redactores del diario de estas breñas, cuando critica la siguiente frase: "…uno de los aspectos que genera más preocupación entre los habitantes de las principales ciudades del país es la seguridad" (LA PATRIA, 13/2/2013), pues, de acuerdo con el contexto, no sólo del escrito, sino también de los peligros que acechan diariamente a los ciudadanos, lo que los ‘preocupa’ es la inseguridad, que no los deja dormir tranquilos.

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‘Cánula’ y ‘canícula’ son dos vocablos muy distintos. El primero viene del latín ‘cannula’ (cañita); el segundo, del mismo idioma, es el diminutivo de ‘canis’ (perro), ‘perrita’. Para Plauto, aunque esto no viene al caso, ‘canícula’ significa "mujer de carácter avinagrado". En la narración que EFE hace de la mala hora del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, dice: "…pese a que respira a través de una cánula traqueal que le dificulta el habla…". Hasta aquí, bien, puesto que se trata de un ‘tubo’, pero más adelante afirma que Chávez tiene dificultades para comunicarse verbalmente, "debido a que respira a través de una canícula traqueal" (LA PATRIA, 16/2/2013). La cánula es una "caña pequeña", nombre que se le puede dar a muchas cosas que tienen forma de ‘tubo’ -como el ‘pitillo’ colombiano, que los cubanos llaman ‘sorbete’-, y que se pueden definir jocosamente como "huecos forrados". Ahora bien, como el despacho de EFE tiene que ver con los achaques de Chávez, la ‘cánula’ que menciona es "un tubo corto que se emplea en diferentes operaciones de cirugía o que forma parte de aparatos físicos o quirúrgicos". Pero la ‘canícula’, de la que ha estado protegido Chávez durante tres meses, por su reclusión en un hospital, es un calor de todos los mismos diablos, pues se aplica a la época más calurosa del año. Y así, los literatos hablan de un ‘sol canicular’. Los latinos le daban este nombre a Sirio, "Estrella de primera magnitud, la más brillante de todo el cielo, en la constelación del Can Mayor", cuyo nacimiento helíaco coincidía con la época más calurosa del año.

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"No hay que tenerle miedo a las balas, sino a la velocidad con que vienen". Recordé este refrán después de leer la siguiente frase de Fuad Gonzalo Chacón en la edición virtual de LA PATRIA: "Siempre habrá individuos que tienen su devoción puesta en la velocidad mordaz de las balas" (15/2013). Ignoro cómo se las ingenió el columnista para calificar de ‘mordaz’ la velocidad de una bala. Confundió el adjetivo ‘mordaz’ (del latín ‘mordax-acis’ = que muerde, habituado a morder) , creo yo, con ‘mortal’, aplicable a todo lo que puede producir la muerte; o, más de acuerdo con el refrán citado, con ‘mortífero-a’, adjetivo que se aplica a todo aquello que lleva consigo la muerte, verbigracia, los tenebrosos ‘frentes’ de las Farc. ‘Letal’ también habría cumplido la tarea calificadora. No ‘mordaz’, ciertamente, porque este adjetivo califica todo aquello que es ‘corrosivo’ o ‘picante’, literalmente; o a ciertos individuos dicaces y de expresiones virulentas y envenenadas; mordientes, sarcásticos, figuradamente.

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Si el señor Chacón se enredó con el adjetivo ‘mordaz’, don Luis Prieto Ocampo se enmarañó con el verbo ‘amainar’, que confundió, supongo, con ‘amilanarse’ en la siguiente frase: "No, señor gerente, usted no se puede amainar dando lugar a alternativas…" (LA PATRIA, 15/2/2013). Etimológicamente, ‘amainar’ significa "perder fuerza", aplicable especialmente a la de los vientos. También significa "recoger las velas de una embarcación". ‘Amilanarse’, el verbo pertinente en la oración del columnista, tiene como sinónimos ‘acobardarse, atemorizarse, apocarse, amedrentarse, acoquinarse’ y, folclóricamente, ‘achicopalarse’; procede de ‘milano’, "ave diurna del orden de las Rapaces", y que, como tal, produce pánico a sus víctimas. De aquí el sentido de ‘amilanarse’. Ahora bien, si don Luis quiere insistir con el verbo ‘amainar’, debe construir su frase de este modo o uno parecido: "No, señor gerente, usted no puede amainar en su empeño, dando lugar a…", porque ‘amainar’ quiere decir también ‘ceder’, ‘aflojar’, y puede usarse también con complemento directo.

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