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Clientelismo y credibilidad

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En la anterior columna hicimos una revisión conceptual del clientelismo. Utilizando el documento "Clientelism" de Allen Hicken, describimos las principales características de esta relación díada, recíproca, repetitiva y jerárquica. Esto nos brindó ciertos elementos para evaluar parcialmente si la acumulación de subsidios en varios sectores agrícolas y las medidas restrictivas al comercio que ha tomado el gobierno en los últimos meses podrían considerarse medidas clientelistas.

Es claro que el clientelismo es una práctica que existe tanto en regímenes autoritarios como democráticos, en el cual se intercambian intereses políticos y económicos. Sin embargo, ¿por qué un gobernante optaría por utilizar el clientelismo? ¿Cuál es el mecanismo de transmisión por el que se intercambian dichos intereses? Hasta el momento las respuestas no son claras, por lo que en esta ocasión recurrí a documento "Democracy, Credibility, and Clientelism1" escrito por Philip Keefer del Banco Mundial y Razvan Vlaicu de la Universidad de Maryland.

Partiendo de un modelo teórico, los autores exponen varias formas en que los gobernantes buscan incrementar su credibilidad entre la población. Por un lado, los políticos de turno podrían invertir directamente en bienes públicos que beneficiasen a sus conciudadanos en general. Lo anterior generaría confianza entre el electorado y acrecentaría la reputación de los gobernantes, pero es un mecanismo sumamente costoso en términos de recursos públicos.

Por otro lado, los gobernantes pueden optar por "optimizar" el uso de los recursos escasos y utilizar la existencia de relaciones clientelistas. En dichas relaciones los políticos o patrones benefician a un cliente que por lo general es un líder regional, gremial o político que tiene preestablecida cierta credibilidad y confianza dentro de sus grupos de interés. Esta segunda alternativa, tiende a demandar menores recursos tanto fiscales como de tiempo y no necesariamente va en contra del desarrollo de la nación.

Keefer y Vlaicu encuentran varios resultados interesantes. En primer lugar, en escenarios donde los políticos eligen destinar recursos para aumentar su credibilidad, la corrupción es mayor mientras que la inversión en bienes públicos es marginal. En segundo lugar, y en contraste con lo que nos podríamos imaginar, al utilizar mecanismos clientelistas en lugar de invertir directamente en la construcción de confianza con la población puede generar un incremento del bienestar general en el corto plazo. En tercer lugar, el clientelismo retrasa el desarrollo de las instituciones políticas al minar la confianza general en los políticos, los partidos y su compromiso con el bienestar nacional.

Lo anterior nos permite entender que la credibilidad es el elemento fundamental que motiva el clientelismo. Sin credibilidad en los políticos y sus propuestas la población se resistiría a brindarles sus votos, por lo que, es básico para cualquier político que busque ser elegido en las urnas, por una o varias ocasiones, elegir una de las dos alternativas anteriormente descritas.

En este orden de ideas tiene sentido que un gobierno como el actual, que podría buscar la reelección, invierta en consolidar la credibilidad de su mandato. Una de las alternativas, de acuerdo con el documento estudiado, son las relaciones clientelistas que faciliten la movilización de los votos. De igual forma, una opción es el mayor esfuerzo fiscal en inversión que dispone el Estado, pero que toma tiempo y que hasta ahora, según las encuestas, no ha mostrado resultados.

A pesar de lo anterior, las diferentes movilizaciones sociales que se han presentado en los últimos meses e incluso las mismas encuestas cuestionan la posible existencia de relaciones clientelistas. No tendría sentido dar vía libre a la extracción de rentas, por parte de grupos de interés, si la relación clientelista no ofrece a cambio el respaldo político. Luego sería cuando menos apresurado afirmar la existencia de relaciones clientelistas en la actualidad, o podría ser que la relación cliente-patrón no funcione por problemas en algún eslabón de la cadena que no esté canalizando el respaldo político como se esperaba.

Muten: Idea visionaría la que propuso la directora de la Cámara de Comercio de Manizales de unir al Eje Cafetero por un sistema de trenes. Yo agregaría un plan de dobles calzadas para Caldas que comunique a Manizales con el norte del departamento y otra de Manizales a La Dorada.


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