
LA PATRIA | Manizales
El intelectual y por años jefe de redacción de este diario Jorge Santander Arias fue el encargado de escribir la introducción al especial que publicó LA PATRIA al arribo de la Miss Universo a Manizales en 1958. Escribió así con inspirado acento:
Luz Marina, tú también eres LA PATRIA
"Nunca olvidaremos, Luz Marina, que este, tu diario, es también el de Silvio Villegas -esteta puro- y el de Jaime Robledo Uribe, fértil voz de romance desde la tumba. El de Luis Donoso y el de Tomás Calderón (Cómo hubiera gozado Mauricio con tu claro nombre de lucero, para encenderlo como un indescriptible anuncio de gas neón sobre el cráter del Ruiz). El de Rafael Arango Villegas el mejor costumbrista colombiano y el de Bernardo Arias Trujillo, que copió su pupila lánguida y sensual esos atardeceres que hoy, en tu homenaje, se derrochan como cofre de corsario.
En todas las páginas de esta edición, y que más que nosotros, la emoción popular se ha prodigado en tu honor, queda tu esbelta definición de niña del mundo. Luz Marina tiene que llamarse; no de otra manera.
Y este diario, que ha sido tu abanderado, hoy apenas te ruega que recibas este ramo de rosas, que para tus pies ha preparado con indeficiente cariño, con amor sin fronteras, con una locura tan clamorosa como constante".
CALDAS, LUZ MARINA ZULUAGA
Luz Marina Zuluaga: luz marina
del puerto del amor estremecido.
Alero, sí, donde al formar su nido
el alma es una inquieta golondrina.
Vencedora perfecta, del olvido.
Corola de azahar. Flor sin espina.
Mi corazón romántico adivina
tu joven corazón reflorecido.
Luz de Caldas, corona tu dorado
perfil de reina, el clásico Nevado
que contra el cielo su esplendor retrata.
Toda la Patria entre tu nombre anida
y tú estás de ese nombre suspendida
como un precioso cámbulo de plata.
(Fernando Soto Aparicio, LA PATRIA 11 DE NOVIEMBRE DE 1957)
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DIOS DIJO "HÁGASE LA LUZ" Y... NACIÓ LUZ MARINA
Taza de sed y huerto de heroísmo,
medalla del orgullo americano,
la historia se recoge en tu recinto
-insomne caracol de cal y canto-
para que el mundo en ti ponga su oído.
No conoce la roca de mis montes
el aprisco de piedra que te guarda
y el agua adolescente que allí corregir
no sabe de la sorda campanada
de la mar, más extensa que la noche.
Mas quiere el corazón como una concha
guardar tu inmensidad entre su cuenco
para que pueda el labio que te nombra
dejar señal de ti sobre su verso
y resumir tu sal en una gota.
Amo tu voz, tu calma, tus espumas,
tu jardín sumergido de corales.
Y el cielo reflejado en la llanura
de tus azules aguas me complace
mucho más que el cernido en las alturas.
Y olvido, como un hombre que olvidara
su verdadero amor por lo soñado,
la manzana que espera solitaria
junto al ciprés, donde creció mi canto,
entre la soledad de la sabana.
Oh mar que buscó siempre el alma mía
desde las atalayas de los cuentos!
Eterna hechura, destrucción continua,
furia sagrada, a tu presencia llego
para cantar los dones de la vida.
Oh mar, dádiva azul de altos designios,
honda como el amor, aquí me tienes
al pie de la mujer y tus abismos,
mirándola llegar en nácar leve
como en la madrugada de los mitos
Jorge Rojas.
SONETO PARA LUZ MARINA
"Me recuerdas aquellas madrileñas
apasionadas que pintó Romero".
P.L.L.
Si Romero te viera, Luz Marina,
no encontraría pincel que le sirviera
para pintar exacto tu severa
belleza que es un mito, albor, ondina.
Porque hay en ti luz adamarinta
que brota de tus "carnes marfileñas",
Romero no encontró en las madrileñas
la ebriedad de tu porte, Luz Marina.
Tú apenas en flor, niña mimada
de venática y fausta caravana
de corazones locos por tu vida;
Tú en el cielo y la tierra consentida,
por un canto de amor que es mi vertida
lágrima por tu frente coronada.
Armando Morales Benítez
DONCELLA DE LUNA
A Luz Marina Zuluaga, Miss Universo 1958
El lucero en su tallo desvelado,
recobró con tu forma su belleza,
su raíz de cristal con tu pureza,
y con tu voz su acento desterrado.
También el mar oscuro y olvidado
urdió para tu cálida realeza
sus corales de nácar y cereza
y quedó por tu nombre rescatado.
Mar, estrella y ensueño, Luz Marina,
eres la dulce patria que se empina,
trémula de canciones, en mi verso.
Y está la primavera enamorada
del amor que sosiega tu mirada
donde empieza la luz del universo.
Mario Sirony.
LUZ MARINA REINA DE BELLEZA MUNDIAL 1958
La corona y regalos soberanos
con que has sido obsequiada regiamente,
me parecen pequeños y profanos
ante el matiz dorado de tu frente.
Tú con los dones que te dio natura,
eres joyel riquísimo y radiante,
que da brillo y valor con su hermosura
al rubí, la esmeralda y el diamante.
Y coronado tus mejores galas
te legaron tus nobles ascendientes
sus virtudes, que son divinas alas
para llegar al Dios de los creyentes.
Rosa Restrepo de Martínez.
LUZ MARINA
Canten otros la pródiga abundancia
de sus hechizos, dádiva del Cielo;
y en madrigales de inspirado vuelo
exalten su belleza y elegancia.
Y ponderen la vasta resonancia
del veredicto que en extraño suelo
la proclamó como sin par modelo
de hermosura faz y de real prestancia.
Loada su beldad, falta el poema
de una noble virtud que se eslabona
a su belleza, como claro emblema:
Que si piedad y sencillez pregona,
tales virtudes son la doble gema
que enaltece su cetro y su corona.
Armando J. León
POEMA CORAL PARA LUZ MARINA
Yo te canto, Luz Marina Zuluaga,
porque tu nombre se anticipó a la luz;
nueve letras que son música en la garganta,
a luceros que tiemblan de amor bajo el azul.
Manizales que irrumpe en el espacio
con su poder de piedra y oración,
está sobre tu lumbre, Luz Marina,
palpitando en un solo corazón.
Que en los estadios exultantes
de nuestra patria rediviva,
corran los jóvenes atletas
a izar tu nombre, Luz Marina.
Fernando Mejía Mejía
MUJER DE LUZ Y MAR Y CAL DE CIELO
Voz de óleo azul. De primavera.
De canción inmortal. De suave olvido.
De trino. De cielo extrovertido.
De luna transitoria y ala y cera.
La manzana tenaz, más bella fuera
se vistiera tu piel de rosa y nido.
Mujer de raso y de panal ungido.
De inmolado temblor de sol y espera.
Manos de arpa núbil y de arrullo.
Boca de alondra muda y de murmullo
de río elemental, de musgo y vuelo.
Rafael Lema Echeverri
REGRESO DE LUZ MARINA
Vuelves de la ciudad de las murallas,
de los abiertos cielos sobre el agua,
de un vasto itinerario de palmeras
en donde el ruego proceloso guarda
el ardor tropical entre las playas.
Doncella de la mar, niña de Caldas:
te espera mi ciudad estremecida
para escribir tu nombre de esmeralda;
eres la sed, la inextinguible llama
que lleva el viento a la futura fragua.
Eres sueño en arrullos de distancia
con tu cauda estelar y tu hermosura;
en ti crece el secreto de la rosa
y el talle sideral donde se inclina
la forma de tu alígera estatura.
Néstor Botero López
MI PALABRA TE CANTA, LUZ MARINA
Al llamar mi palabra me responde
aunque está en el silencio sumergido
porque tu nombre, Luz Marina, enciende
el pulso de su llama conmovida.
Tal vez la fuente casta de los campos
copia en tu piel colmenas de frescura,
y el sol del cielo que sostiene el alba
sorprendidos se posa en tu ternura.
Tal vez el árbol, ánfora del aire,
donde se vierte el vino de la tierra,
tiene la forma natural y etérea
que en tu divina majestad se encierra.
Hernando Luchini