
En principio, la muerte de Víctor Carranza Niño no reactivaría la denominada Guerra verde en el occidente de Boyacá, que se detuvo hace 20 años gracias a los oficios del también llamado Zar de las esmeraldas. Tampoco es previsible que otros grupos armados ilegales pretendan llegar para imponer su ley.
Los temores surgen después de conocerse el deceso de Carranza, ocurrido ayer a las 11:45 de la mañana en Fundación Santa Fe, de Bogotá. La noticia recorrió de inmediato por todo el país, porque Carranza, por sus aciertos o errores, tuvo alcances nacionales, pero llegó como un viento frío a la reconocida región esmeraldífera de donde era oriundo.
La razón: todavía quedan los recuerdos de la ola de muertes que se desató debido al afán de diversos grupos por controlar las explotaciones esmeraldíferas en municipios como Muzo, Otanche, Pauna, Quípama, Chiquinquiá, y Coscuez, entre otros. También es bien sabido que el ‘Zar’ tenía muchos enemigos que intentaron matarlo en varias ocasiones.
Temen por la violencia
Eso hace temer que, sin Carranza vivo, vuelva la violencia. Sin embargo, la disposición de los esmeralderos de mantener los pactos de paz ya firmados y la presencia de las autoridades militares y de policía serían factores que reducirían al máximo el riesgo de confrontaciones.
Sobre la nueva situación, el comandante de las Fuerzas Militares, general Alejandro Navas, dijo que esperaba que no se presente ningún problema, ya que hay dispositivos militares y policiales desplegados en esas regiones en donde se hacen negocios y en donde ha habido problemas en el pasado.
“Hay control territorial. De igual manera, el plan ‘Espada de Honor’ tiene su acción ofensiva en esa parte del territorio, al igual que el plan de la Policía ‘Corazón Verde’”, aseguró el oficial.
“Nosotros esperamos que la vida transcurra común y corriente, y si se presenta alguna situación anormal, ahí van a estar nuestras tropas para contrarrestar la acción, ya sea terrorista o delictiva”, advirtió Navas.
Al referirse a la posibilidad de que se reactive un conflicto en el occidente de Boyacá por la muerte del ‘zar’, el comandante del Ejército, general Sergio Mantilla, dijo: “No creería. Los procesos que ha sufrido el occidente boyacense han hecho que la región esté estable. Podrá haber uno que otro incidente, pero no creería”.
“Después de la historia aciaga de aquellos eventos tan malos del pasado en el occidente del departamento de Boyacá, no creo que se vayan a repetir”, dijo el alto oficial y recordó que a esa jurisdicción la cubre el Batallón Sucre, con puesto de mando en Chiquinquirá.
“Ese batallón está presto a colaborar con las autoridades, como lo ha hecho durante los últimos años”, recordó Mantilla.
Por la paz
El miércoles, monseñor Héctor Gutiérrez Pabón, obispo de la diócesis de Engativá, contó que estaba reunido con 19 empresarios de las esmeraldas hablando precisamente de la paz en el occidente de Boyacá, cuando se enteró de la muerte de Carranza.
El prelado leyó un comunicado de los empresarios en el que aseguran que “el reconocimiento y homenaje para su obra y memoria (la de Carranza) es precisamente este esfuerzo de paz conjunto con el cual hoy estamos ratificando nuestro compromiso inquebrantable de seguir trabajando por la paz y el proceso del occidente de Boyacá”.
Unas horas antes, el también empresario de las esmeraldas Pedro Nel Rincón había dicho que así Carranza faltara, hay un compromiso para trabajar pacíficamente, y que no se afectarán los acuerdos de paz que hay en el gremio.
“Siempre hemos respetado a don Víctor en todas las reuniones, desde que hicimos un proceso de paz hace 23 años. Siempre lo hemos respetado y lo hemos tratado como un bien amigo, como un personaje de nuestra región”, dijo Rincón.
Es claro que tras el anuncio de la muerte de Carranza se respira un aire de tranquilidad. Las primeras declaraciones de autoridades y empresarios conducen a pensar que no solo el ‘Zar de las esmeraldas’ descansará en paz, sino también la región que lo vio nacer.