Nuestra clase política no cambia. Durante el mes de noviembre nos "ofreció" muestras históricas de total incapacidad y corrupción. No se prepararon adecuadamente para enfrentar el fallo adverso en el pleito con Nicaragua; tampoco supieron defender con altura y dignidad la hermosa isla de San Andrés. Como la corrupción, el nepotismo y la burocracia siguen reinando, reeligieron como procurador al engañoso de Alejandro Ordóñez.
En ese momento, mi partido Liberal perdió la poca dignidad que le quedaba, dirigido por un parlamentario que no lee los proyectos, (la famosa reforma a la justicia). El partido estuvo como centinela y "campanero", para que el sectario procurador Ordóñez se saliera con la suya. De tal manera que ese gran "majo" de ultraderecha y "recontragodo", tan inflexible con la moral ajena, pero tan alcahuete con la propia, tan ofensivo y agresivo con algunos políticos caídos en desgracia, pero tan formal y dadivoso con los que lo reeligieron, siguiera en su trono. Posiblemente su segundo período se debe a la gloria inmensa de Dios, pero también a nuestro sistema político corrupto. Consiguió 80 votos de un total de 93, dándonos una cachetada de frente, a los que no queríamos seguir viéndolo por falaz y acomodado. Seguiré perteneciendo a esa minoría rebelde que no traga entero.
Su reelección, repito, fue un patético espectáculo de pago de favores, lleno de vicios, abusos, perversión, corruptela y descomposición. A muchos nos quedó un sabor amargo, pues nuestras instituciones siguen tocando fondo. Según Daniel Samper en este personaje hay antecedentes de pirómano de biblioteca, así como de atentar contra los derechos de las mujeres, atropellar los derechos de los gays, descabezar adversarios políticos, nombrar y promover parientes de sus electores y benefactores, incluyendo a algunos periodistas; también intenta permear con sus ideas religiosas la función pública, favoreciendo de paso a algunos acusados "cercanos" a sus intereses políticos. Pese a todo lo anterior, fue reelegido por nuestro famoso Senado.
Con cierto cinismo y descaro, agradeció la "independencia de su corporación"... 80 votos, la mitad de ellos acusados de conflicto de intereses; pero se sublevaron y se amotinaron contra sus "principios", votando como él quería, posiblemente estimulados por las prebendas; aunque otros se asustaron por el poder de sanción del "gran candidato". Repito, mi partido Liberal no fue digno de su nombre; se arrodilló con ordinariez y muy poca vergüenza. Siempre he aspirado a que mi partido sea digno de su nombre, pero... me da pena con los liberales de verdad que aún existen en Colombia, pues seguiremos pescando en el pantano. Nos tenemos que dar cuenta que el Estado colombiano, es una "familia" muy bien alimentada por la burocracia y los diferentes contratos.
El país nacional está decepcionado, la desilusión y el desengaño es total. Nuestra democracia es de papel y lo que sucedió retrata la "calidad" y el poco rubor de los partidos. En el partido Liberal es particularmente afrentoso e infamante, pues los actuales senadores no están a la altura de su nombre y no respetan su historia. Seguiremos perdiendo frente a esa clase política corrupta, que busca solo prebendas para ellos mismos. La Procuraduría seguirá siendo la gran policía secreta.
Continuando con el noviembre negro, la sentencia de La Haya tomó dormido al gobierno de turno, aunque los anteriores también tienen mucha culpa. La defensa de nuestro mar no se enfocó correctamente por los burócratas que cobraron en dólares. Tampoco teníamos otra alternativa si fracasaba nuestra "defensa". Como nos retiramos del Pacto de Bogotá, tenemos que esperar acuerdos bilaterales casi que imposibles con el sátrapa presidente de Nicaragua, muy amigo del coronel golpista, hoy de paseo por Cuba, aparentemente por su neoplasia. El día que estalló la noticia del pleito "ganado" totalmente "perdido", entramos en depresión y en rebeldía estúpida, pues algunos, entre ellos el expresidente Uribe, hablaron de no aceptar los resultados. Algún líder de San Andrés le advirtió a Uribe que: "quien no obedece las reglas del derecho internacional, tampoco nos hará sentir confianza ante las decisiones judiciales internas". Excelente mensaje subliminal. Todo lo anterior son secuelas del pésimo manejo de la diplomacia nacional, patrimonio político de la oligarquía bogotana y de los buenos amigos del Presidente de turno. Por último guardemos las rodilleras, las cuales ya se desgastaron parcialmente en La Habana.