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Carta a Mauricio Jaramillo, “El Médico” de las Farc

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Expresa Usted en una carta abierta publicada en la página de Anncol, el rechazo por las declaraciones del periodista Enrique Santos Calderón (hermano mayor del presidente Santos), relacionadas con el proceso secreto que se desarrolló en Cuba como preámbulo de esta nueva farsa que se han dado en denominar diálogos de paz en Oslo y en La Habana.

Con sus diatribas acostumbradas y en el lenguaje muy propio de un anacrónico comunismo, descalifica al periodista Santos y entra en manidas consideraciones que logran aburrir al lector y que por eso me abstengo de citar. Pero sí debo confesarle que en uno de los últimos apartes de su libelo, que transcribo a continuación, logró Usted conmoverme, por las razones que más adelante expondré. Dice Usted: "Por Colombia, por nuestro pueblo, por nuestros guerrilleros que combaten con heroísmo contra la maquinaria de muerte del Estado. Allí están sembradas nuestras raíces. Amamos nuestra patria y a su gente. No nos interesa ningún otro lugar del mundo para vivir. Y lo soñamos libre de explotación e injusticia…".

Señor Jaramillo: usted más que nadie sabe que esas palabras son producto de un lenguaje acartonado que suelen usar los grupos que se dicen de izquierda, y con el cual creen conquistar la voluntad del pueblo, pero que en realidad es solo una cubierta para tapar un fondo lleno de mezquindad, desolación, esclavitud, muerte y destrucción con las cuales se empoderan y enriquecen ciertos cabecillas, empobreciendo toda una Patria.

Muchos de esos guerrilleros que "combaten con heroísmo contra la maquinaria de muerte del Estado", no son más que víctimas de un régimen impuesto por grupos criminales -como el que usted dirige- donde prima la violencia, la esclavitud, la tortura, la ignorancia y el dolor; no son más que niños y niñas reclutados mediante la fuerza y sometidos a los más crueles vejámenes y a encierros que les limitan el pensamiento, su libertad y sus aspiraciones, para generar en ellos resentimientos y odio hacia sus semejantes; no son más que víctimas de un poder sin escrúpulos a quienes la vida les dio la espalda y los puso a sus órdenes mezquinas y criminales. Pero son nuestros hermanos y miembros de un Estado que tiene la obligación de rescatarlos, por encima de las ambiciones y actos inhumanos infligidos por quienes se sienten con el derecho de disponer de ellos como sus amos: Ustedes.

"Allí están sembradas nuestras raíces. Amamos nuestra patria y a su gente". ¡Vaya forma de tratar esas raíces y de amar a su patria y a su gente! ¿Acaso atentar contra los recursos naturales, atestar la tierra de cultivos ilícitos, desarraigar a los campesinos que salen despavoridos ante sus amenazas y llenar los campos de minas antipersonas, es cultivar y abonar esas raíces? ¡No! Esas raíces las están acabando Ustedes mediante actos terroristas y mediante la utilización de métodos aberrantes de desolación y muerte. ¿Acaso mutilar niños, ancianos y personas inocentes; secuestrar ciudadanos de bien; prostituir niñas y niños para ponerlos a su servicio; extorsionar, amenazar, violentar y asesinar a sus hermanos colombianos es una muestra de ese amor por su patria y por su gente?

"No nos interesa ningún otro lugar del mundo para vivir. Y lo soñamos libre para vivir. Y lo soñamos libre de explotación e injusticia". Y les creo. ¿En qué otro lugar del mundo encontrarán un gobierno complaciente, arrodillado, temeroso y cómplice que les permita imponer sus condiciones; que cierre los ojos ante su presencia perversa; que omita sus criminales actuaciones y, por el contrario, se confabule para ocultarlas; que ceda silencioso a sus absurdos requerimientos y baje la cerviz para recibir sus afrentas? ¡En ninguno! Por eso este es el país perfecto para Ustedes, pues aquí pueden cogobernar sin leyes, decidir por encima de las reglas, y ser reconocidos como interlocutores poderosos para la trasformación del Estado.

Y créame que nosotros -los colombianos víctimas de las Farc- también soñamos con una Colombia libre de explotación e injusticia. Pero estamos convencidos de que mientras existan Ustedes no la vamos a conseguir. Porque son Ustedes quienes mayormente explotan a ciudadanos inocentes, a inversionistas emprendedores, a comerciantes futuristas y al propio Estado acobardado y arredrado. Y son Ustedes quienes se encargan de promover las injusticias, pues a través de ellas se nutren de poder, se envalentonan ante el Gobierno, y ejercen esa supremacía armada alejada totalmente de cualquier norma humana o Divina.

Esto no es más que un desahogo. Yo sé, señor Jaramillo, que esta comunicación no obtendrá ninguna respuesta civilizada de su parte, ni de sus seguidores, y soy consciente del riesgo que corro al escribir estas líneas. Pero no puedo reprimir esta sensación de impotencia al ver cómo se dan el lujo Ustedes de despreciar a la gente, de imponer condiciones, de hablar con altivez, de reclamar justicia y de posar como víctimas, cuando son Ustedes precisamente el mayor mal que nos aqueja y los peores violadores de principios, leyes, normas y cánones de convivencia.

Y espero que así como Ustedes son tan dados a reclamar libertades y a exigir el respeto por sus ideales, sepan respetar este mínimo espacio de libertad de expresión del cual hago uso dentro de los cánones del decoro pero sin ocultar mis sentimientos.

Sinceramente,

Jorge Enrique Pava Quiceno

C.C. 10.259.699 de Manizales

Twitter: @titepava


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