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COLPRENSA | LA PATRIA | Medellín
Cuando se está con la persona amada está bien sentir esas cosquillitas en el estómago que mueven los sentimientos. Todo esto es normal hasta que unas ganas de meter al otro en una prisión invivible en la que solo pueda mirar hacia una dirección como los caballos de paso, comienza a apoderarse de la relación y acaba por matarla.
Los celos no son ajenos a nadie, al menos eso afirma la psicóloga Frauki Jiménez, propietaria del dominio Miterapiadepareja.com.
Para ella, marcar territorio es totalmente común, es decir y citando un ejemplo, que si yo estoy con alguien puedo saber, con la naturalidad del caso, quiénes son sus compañeras de trabajo y entender sin alteraciones por qué él las admira tanto. Todo esto de una manera que no afecte ni los temas de rutina, ni los actos de las personas que conforman la relación.
"Eso está bien, el problema viene cuando se empiezan a ver peligros donde no los hay, a quitarle la libertad al otro, a no dejarlo ir a ningún sitio, ni hablar por celular, ni vestirse de una manera determinada, es una obsesión desmedida".
Culturalmente los celos están relacionados con el amor, pero eso es totalmente falso según la psicóloga Karla Cristina Yepes, quien no admite que estos dos sentimientos estén relacionados de manera alguna.
El verdadero amor
"Supuestamente si yo amo tengo que sentir celos. Pero no, en el verdadero amor no hay miedo, el verdadero amor es seguro y tranquilo", lo dice la doctora Karla que, además, define los celos como una emoción secundaria, que son las que se aprenden, las que se dan por imitación. Con las primarias se nace.
Siendo así, los celos son enseñados por otros, por la sociedad y "es un cóctel altamente nocivo entre miedo, inseguridad y desconfianza", que puede llegar a ser fatal en algunos casos en los que se convierten en una patología en la que la neurosis y la paranoia se unen para cegar al victimario a la hora de actuar y hablar.
Tipos de celosos
La psicóloga Frauki Jiménez define tres muestras de aquellos celosos:
1. El histriónico, que es el que dramatiza demasiado y siempre se ve como la víctima.
2. El paranoico, aquel que es perspicaz, cauteloso, desconfiado, que ve las cosas buenas como malas. "¡Claro… Te pones falda porque te gusta que te miren los hombres en la calle", ejemplo que cita la psicóloga clínica, Frauki.
3. Y el tercer tipo es el narcisista, que es la persona que cree tener la razón siempre.
¿Cómo curarlo?
Hay que admitir que se es celoso, ese es el primer paso. Luego empieza un proceso de "desintoxicación", dice Frauki, pues el celoso siente síndrome de abstinencia al no revisar el perfil de Facebook, el teléfono o el e-mail de la pareja, así que hay que programarse psicológicamente para pensar en positivo y no en negativo.
"Estas son cosas que me estoy imaginando, yo tengo una enfermedad y no puedo imaginarme lo que no existe", es uno de los mantras que pueden repetirse los celotípicos.
Es importante empezar a bajarle la intensidad a las llamadas telefónicas. "Si antes la llamaba siete veces, ahora la llamas seis, luego cinco o cuatro", dice la doctora.
Es importante encontrar pasatiempos, especialmente en el deporte, porque con este se liberan endorfinas que permiten tener más tranquilidad y felicidad.
Normalmente alguien nota que su pareja es celosa cuando ya está metido hasta el cuello en la relación. Las especialistas dan algunas pautas para huir cuando se ven las siguientes características en otro con el que se podría plantear una relación a largo plazo.
¿Le hacen preguntas relacionadas con los horarios de la oficina como "Si siempre sales a las 5:00 p.m., por qué saliste media hora después?", "¿te quedaste con hombres o con mujeres en la empresa?", "¿con cuántos hombres trabajas?", "¿son apuestos?, ¿te gustan?".
Le hacen observaciones insistentes sobre la apariencia física como "Me gustaría que no te maquillaras, que no te pusieras tacones o no te peinaras de esa manera. No te arregles tanto para ir a trabajar".