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MARTHA LUCÍA GÓMEZ
LA PATRIA | MANIZALES
Víctor Alfonso tiene 27 años y una vida que parece de 50. Fue consumidor de drogas y delinquió en varios sitios de Manizales. Estuvo recluido en centros de resocialización para jóvenes, pero fue el tiro que le pegaron en el cuello lo que lo hizo replantear la vida que llevaba.
Superó el estado de paraplejia que lo postró 18 meses en una cama, la silla de ruedas, y hoy camina ayudado por un par de muletas. Así, cada diciembre, desde hace tres años, no duda en salir para recoger regalos que entrega a los niños de la Comuna San José, pero que viven en sitios a donde no va todo el mundo.
Se refiere a los puntos más pobres de la Comuna, donde no van la mayoría de entidades, pero a los que llega la acción de la fundación Escuela Contra la Pobreza que creó hace cuatro años para ayudar a los jóvenes en conflicto y sus familias, y diciembre sigue siendo un mes para no parar de trabajar.
Desde el pasado sábado reparte los regalos que con los miembros y voluntarios de la fundación recopilaron para hacer felices a los niños de zonas como las partes bajas de San Ignacio, Asís, La Avanzada y El Jazmín.
Oportunidad
Sebastián es un voluntario de la fundación, vive en el barrio Galán, tiene 17 años y pasó a grado once en el colegio Instituto Manizales. Cuenta que se vinculó a este trabajo por la forma como opera la fundación para colaborarles a los jóvenes. "Los jóvenes están distraídos, ocupan su tiempo en actividades productivas, no parados en las esquinas".
De los tres años que llevan celebrando la Navidad lo que más les duele es haberse dado cuenta de que hay sectores muy olvidados, como lo que llaman La curva de San Ignacio, las canaletas del Camino del Medio y El Tachuelo, a donde la gente no va porque la roban o porque el consumo de droga es muy activo.
La fundación, por ser de gente de la Comuna, no tiene miedo de llegar allí, y con más ánimo lo hacen durante estos días de celebración. Para la fiesta del primer año recogieron 200 regalos con amigos, en la segunda 300 y este año, hasta el pasado viernes, ya llevaban 400 porque se vincularon comerciantes de la Comuna y la Universidad de Caldas a través de profesores y alumnos de diferentes carreras.
Víctor asegura que es un honor para ellos generar por estos días un poco de alegría a niños de extrema pobreza porque el contexto en el que están inmersos no les ayuda a que llegue el Niño Dios.
"Si las familias les compran regalos tienen que dejar de comer por varios días. La Navidad para ellos es una opción laboral; es cuando sale la familia completa, aunque sea con menores de edad, a vender a las calles del Centro papel de regalo, rosas, espigas, sahumerios. No es una época para compartir en familia como lo hace el resto de la ciudad, es una oportunidad para comer mejor, pero la Navidad se pierde".
Reparación del daño
Entre los jóvenes en conflicto, que son el objeto principal de la fundación, también se vive una situación similar. Víctor indica que en diciembre se disparan los consumos de marihuana, pepas y otras sustancias porque es una forma de expresar alegría, de estar "locos" porque no hay más.
Es en estas fechas cuando justamente la fundación trata de mantenerlos más ocupados con caminatas, jornadas para pintar grafitos, recoger regalos, hacer la natilla y la Novena al Niño Jesús; en síntesis "robarle tiempo a la calle".
"Cuando estaba tan mal de salud hice un balance de mi vida. Robaba y consumía para tener más plata y seguir consumiendo. Había perdido a casi todos mis amigos, unos porque ya estaban muertos y otros que fueron internados en la cárcel. Era una forma de vida errada. Decidí que tenía que hacer cosas diferentes, tenía que hacer algo por los demás, transformar lo negativo por positivo y reparar en algo el daño causado", argumenta Víctor.
César García, otro voluntario de la fundación y habitante del barrio San Ignacio, explica que la política de este grupo al que ingresó hace poco es la reducción y la mitigación del daño y la inclusión social de los jóvenes en conflicto. "Hay algunos de ellos que ya están trabajando y dan cuenta de haberse alejado de la droga y del robo", dice.
El pasado viernes todos ellos seguían recibiendo regalos para los niños olvidados. El sitio de operaciones es la casa de Víctor, en Las Delicias, de donde sale con sus muletas y los voluntarios de la fundación para conseguir más motivos con los cuales hacer llegar el Niño Dios a las zonas más apartadas de la Comuna.
Las natilladas y entrega de regalos. El pasado sábado se hizo en el barrio San Ignacio, el domingo en Asís, hoy será en La Avanzada y mañana en El Jazmín.