Si todo transcurre como está previsto, en 15 años tendremos funcionando en Caldas 10 nuevos proyectos hidroeléctricos que generarán en total 207,6 megavatios de energía, lo que no solo garantizaría el autoabastecimiento y el consiguiente beneficio a comunidades apartadas, sino que permitiría comercializar hacia otras regiones. Tales centrales, ubicadas en el oriente del departamento, son Montebonito, Paujil I y II, Agua Bonita, Pensilvania, Pantágoras, Santodomingo, Palenque, La Esmeralda y El Edén. Es posible que en el futuro también pueda construirse el proyecto Guaimaral, entre otros.
Con la presentación, la semana pasada, de la unión temporal Centrales Hidroeléctricas del Oriente (UT Choc), que se encargará de diseñar y poner en marcha estos proyectos, se da un paso firme hacia estos objetivos. Dicha organización empresarial, que está conformada por tres firmas de Antioquia y una de Bogotá, trabajará de la mano de la Gobernación de Caldas, Inficaldas y Gensa, en el desarrollo de los estudios, el trámite de licencias, la construcción y operación de cada uno de esos proyectos, los cuales serán planeados y ejecutados uno a uno.
UT Choc también está comprometida a aportar el 70% de los cerca de $791 mil millones que costarían las 10 centrales, mientras que la Gobernación y Gensa cubrirían el restante 30% por partes iguales. Según voceros del conglomerado empresarial ya se tiene el aval de Bancolombia para la obtención del 60% de los recursos, situación que aporta la seguridad de que estas iniciativas no se quedarán en meras buenas ideas, sino que ya tiene dolientes y financiadores.
Será fundamental la negociación que puedan realizar la Gobernación e Inficaldas con el proyecto hidroeléctrico Miel II, que ya está listo para que venga un inversionista a construirlo y echarlo a rodar. De Corea, Brasil y España ya hay interesados. Con los recursos de esa venta el Departamento podría financiar su parte en el convenio de las microcentrales. La posibilidad de que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) pueda vincularse con créditos a privados, es un camino que debe explorarse.
Adicionalmente, es significativo que los proyectos Montebonito, Paujil I y El Edén ya cuenten con licencias ambientales, y que incluso este último, en el que se invierten cerca de $90 mil millones, ya se esté construyendo y que se tenga prevista su entrada en operación en el 2015, con una energía que ya está vendida. Parece una buena opción hacerlas una a una, y de manera gradual ponerlas a producir, con lo que el retorno de la inversión puede asegurarse de manera más rápida. Ojalá este negocio le salga bien a Caldas, donde los grandes proyectos suelen quedarse congelados o a medio camino.
En todo esto, sin embargo, se deben tener en cuenta todas las precauciones, para que no ocurra lo del trasvase del río Manso hacia Miel I, que significó que 22 quebradas se secaran y que se produjera un daño en el ecosistema de la zona que no podrá ser revertido. Una buena noticia al respecto es que estas microcentrales se construirían a filo de agua, sin tener que intervenir demasiado el medio en el que operarían, por lo que su impacto ambiental sería mínimo.
La apuesta por las 10 microcentrales parece una buena alternativa, además porque en Miel II se tiene proyectado producir apenas 120 megavatios, mientras que la actual generación de Miel I es de 396 megavatios. Si a esto le sumamos el proyecto de Encimadas-Cañaveral (compartido con Antioquia), tenemos que Caldas se va convirtiendo en potencia energética en el país, lo que podría derivar en grandes beneficios para el departamento. Hay que avanzar firmes hacia ese objetivo, pero garantizando un crecimiento sostenible.