A las 9:00 p.m. del pasado jueves, luego de 11 días de paro, se lograron acuerdos que permitieron darle fin a la protesta y garantizar que los productores del grano comenzarán a recibir un subsidio de $ 145 mil por carga de 125 kilos. La idea es que ese dinero se sume al precio interno de la carga hasta completar como máximo $ 700 mil. La decisión de crear esta Protección al Ingreso del Caficultor (PIC) fue el resultado de las negociaciones de 23 delegados del Movimiento por la Dignidad Cafetera, cinco ministros y el vicepresidente de la República, Angelino Garzón.
Debemos resaltar que tales dineros, correspondientes a cerca de $ 800 mil millones para lo que resta del año, ayudarán a que la caficultura recupere su viabilidad y a que las cerca de 550 mil familias cafeteras de todo el país recuperen la tranquilidad, al menos, en forma temporal, pues la ayuda solo será por el 2013. Después de una serie de errores en el manejo de la situación, el Gobierno Nacional comprendió que era inaplazable darle una mano al sector, y estuvo dispuesto a encontrar los remedios que hoy les permiten a los productores volver a sus fincas a prepararse para la recolección de mitaca.
Hoy en Manizales el precio de la carga de café está alrededor de los $ 521 mil, por lo que con el PIC se logra cubrir los costos básicos de producción, y la actividad si bien no entrega utilidades, tampoco arroja pérdidas. La esperanza es que el mercado del café, tanto en el exterior como en el país, comience a mejorar, para que se empiecen a ver algunas ganancias. Se necesita que el Ministerio de Hacienda acuda rápidamente al Congreso de la República, para que se autoricen los traslados presupuestales necesarios, y así el panorama comience a mejorar.
Desde el Gobierno deben buscarse fórmulas que ataquen el proceso revaluativo que se da desde hace varios años, y que aún no encuentra freno. No de otra manera será posible la recuperación de la caficultura y de otros sectores de la economía que dependen directamente de las exportaciones. También hay que resaltar que los otros reclamos de los cafeteros serán objeto de nuevas mesas de concertación futuras, entre los que se cuentan refinanciaciones de créditos y el control al precio de los agroinsumos, entre otros.
Tras lo ocurrido con el paro cafetero es claro que el papel de la Federación Nacional de Cafeteros fracasó y que el directo responsable de esta situación es el gerente Luis Genaro Muñoz, quien en las actuales circunstancias no tiene más salida que dar un paso al costado. La gran conclusión de lo que ha pasado es que la institucionalidad cafetera tiene que recobrar su legitimidad, y para ello se necesita un revolcón desde las más altas esferas, para que los cafeteros de base vuelvan a sentirse representados en forma real. Para recuperar la confianza hay que dar pasos hacia la transparencia. De lo contrario, tarde o temprano se vivirá un peligroso derrumbe de las instituciones.
De la misma manera es necesario llamar la atención al Gobierno Nacional acerca de la necesidad de que actúe para anticiparse a los acontecimientos, pues resulta evidente que el paro podría haberse evitado si se hubiera actuado a tiempo, y ofreciendo a los cafeteros lo que le devolviera la tranquilidad. El Ejecutivo deja, así mismo, el mal precedente de que solo a través de las vías de hecho es posible lograr su reacción, lo cual siembra el peligro de que otros lleguen a medidas extremas con tal de alcanzar los objetivos.
Es necesario hacer un llamado a los cafeteros para que se mantengan siempre en actitud pacífica en sus reclamos, que sigan siendo ejemplo de trabajo, dedicación y lucha por salir adelante, y que no caigan en las dependencias del paternalismo que nada bueno traen. La cúpula de la Federacafé tiene que entender que tampoco trae nada bueno ser tan complacientes con el Gobierno, cuando a quienes tienen que representar, los campesinos, pasan trabajos para salir adelante en sus actividades.