Para poder hablar de la avenida Alberto Mendoza hay que empezar aclarando quién fue el doctor Mendoza. Manizaleño, ministro de Gobierno del presidente Valencia, gobernador de Caldas, alcalde de Manizales, senador de la República, embajador de Colombia ante la FAO y presidente de Sofasa; es decir, era un ciudadano ilustre, que se ufanaba, a pesar de todas las actividades que hizo a nivel nacional, de nunca haber cerrado su casa de Manizales.
A principios de los años noventa se empezó a gestar la idea de ampliar la vía entre el Batallón y Expoferias (en esa época todavía funcionaba la fábrica Arrow). Las obras se iniciaron con el mejoramiento de la visibilidad en algunas curvas. Con esto se mostró que la ladera del Alto del Perro se podía tocar, pero con mucho cuidado.
Para mediados de esa década se construyó lo que hoy se conoce como la Avenida Alberto Mendoza. Inicialmente se hizo una avenida de cuatro calzadas entre Expoferias y la glorieta de San Marcel y una vía de tres calzadas -dos de subida y una de bajada- en el tramo Expoferias-Batallón. Posteriormente se construyó el cuarto carril en el tramo que faltaba.
Antes de la construcción de la Avenida, solo había a lo largo de ella unos pocos conjuntos habitacionales y el desplazamiento vehicular se hacía especialmente por parte de las personas que trabajaban en el sector industrial, o para ir al aeropuerto, o por quienes vivían en el barrio La Enea. Hoy en día las cosas son muy distintas. El sector se ha desarrollado ampliamente; ya se tienen varias urbanizaciones construidas en la ladera del Alto del Perro y después de Expoferias y se está contemplando la construcción de edificios a lo largo de toda la avenida.
Esta vía ha cumplido ampliamente con los requerimientos de los desplazamientos vehiculares, hoy en día presenta un alto flujo vehicular y además, ha permitido el desarrollo urbanístico del sector. Prueba del alto tránsito vehicular es la congestión que se genera cuando se presenta un choque vehicular o simplemente se vara algún vehículo. En cuestión de segundos las colas se vuelven larguísimas.
La ladera del Alto del Perro siempre ha presentado inestabilidad, como se puede observar en la cantidad de muros que se han construido a lo largo de la avenida; sin embargo, en los últimos años ya ha mostrado una relativa estabilidad. Por eso se debe tener cuidado con los desarrollos que se están proponiendo. Los curadores urbanos y la administración municipal deben poner especial cuidado con los diseños estructurales de las edificaciones que van a realizar allí en el futuro.
Es claro que dependiendo del diseño y del sistema constructivo, los edificios pueden contribuir a garantizar la estabilidad de la ladera. Ejemplos de construcción con metodologías como las que utilizaron en el viaducto de Vizcaya, donde primero se construyó la cimentación y después se hizo el movimiento de tierras, muestran cómo se pueden hacer estas obras sin afectar la estabilidad del terreno.
Hay que tener especial cuidado en preservar la movilidad vehicular sobre la avenida. Su diseño geométrico y su alto tráfico vehicular, no permiten que en el diseño vial de las urbanizaciones los vehículos desemboquen directamente sobre ella. Se requiere la construcción de un empalme que evite interrupciones viales al acceder o al salir los vehículos hacia la avenida.
Es muy importante mejorar la intersección que se tiene en la mal llamada glorieta de San Marcel. Afortunadamente la Secretaría de Tránsito acertó con la modificación de los pares viales que se hacían en esta intersección, decisión que contribuyó enormemente a mejorar el desplazamiento y a bajar la accidentalidad que se tenía. Pero esa solución es un "paño de agua tibia". Allí se requiere que se construya una intersección que solucione definitivamente los conflictos viales que se presentan en este punto.
Finalmente, hay que tener en cuenta que la avenida presenta dificultades para atravesarla caminando. El sitio más neurálgico es la clínica San Marcel, donde muchas personas -incluidos pacientes con ciertas limitaciones-, arriesgan sus vidas al tratar de cruzarla.
ÑAPA: Decía Pedro Manuel Lombana que uno en la vida debería aspirar a ocupar cargos de nombre corto, como rey o papa.