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Son las ciudades, estúpido

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Hace pocos días, el Departamento Nacional de Planeación y el Banco Mundial publicaron un interesante documento sobre la importancia de tener un eficiente sistema de ciudades en el país. La conclusión es muy sencilla; si Colombia quiere dar el salto hacia una economía sofisticada y con un alto nivel de ingreso per capita, deberá contar con un buen manejo del sistema urbano que permita a las ciudades convertirse en los polos de desarrollo que hoy, por diferentes razones, no lo son.

El documento (http://wwwwds.worldbank.org/external/default/WDSContentServer/WDSP/IB/2012/09/14/000333037_20120914005829/Rendered/PDF/724620PUB...) debería ser lectura obligatoria para todos los dirigentes regionales. Solo así, dejaremos el discurso trasnochado que escuchamos frecuentemente en Caldas.

Es importante resaltar algunas cifras relevantes y novedosas, poniendo el debate a la altura que se merece. El 85% del PIB colombiano se produce en las ciudades, el 76% de la población colombiana vive en estas y en el 2050 el 86% de la población lo hará.

Las ciudades son y han sido el motor del crecimiento económico del país, pues en los últimos 40 años, estas han contribuido con más del 50% del crecimiento económico. No es pues difícil darse cuenta que el progreso económico de los colombianos se lo debemos fundamentalmente a las urbes.

No obstante la alta importancia de las ciudades para el crecimiento del país, estas han sido débiles para impulsar la productividad. Entre 1992 y 2002, la productividad de las principales ciudades del país creció tan solo 1,5%, cifra radicalmente inferior a la de otros países de América Latina y comparable con la de África sub-sahariana. Dentro de las ciudades mencionadas, preocupa que Manizales sea la peor librada en crecimiento de la productividad. Algo está pasando que hay que revisar.

También muestra el informe que el nivel de especialización de las ciudades colombianas es bastante bajo para los niveles de ingreso per capita. Hoy, las ciudades colombianas tienen patrones de especialización de hace 30 años. Sin entrar en aburridos tecnicismos, el nivel de especialización de una economía, es decir producir muy bien unos cuantos bienes y no todos de manera mediocre, es un fuerte "jalonador" del crecimiento económico.

Las ciudades colombianas continúan produciendo todo tipo de productos y no han logrado especializarse para aprovechar los beneficios del comercio nacional e internacional. Sin embargo, en el período 1998-2008, en todas las ciudades, con excepción de Manizales, la estructura productiva se fue especializando. Interesante el caso de Cúcuta, ciudad que mostró mayor aumento en la especialización de los bienes y servicios que produce.

No es extraño que si cada ciudad produce de todo, el país cuente con una baja complementariedad entre sus regiones, pues ciudades relativamente cercanas, continúan con estructuras económicas similares desaprovechando sus ventajas comparativas. Esto se refleja en que el mayor volumen de carga del país se concentra en las operaciones de comercio exterior y en ciertos ejes como Costa Caribe-Centro. Hay entonces un bajísimo nivel de actividad económica entre las principales ciudades comparado con los niveles de comercio exterior.

Aquí, la lección es que los manizaleños no podemos continuar compitiendo absurdamente contra lo que nuestros vecinos hacen mejor que nosotros (ej. Pereira con el comercio). Debemos aprovechar a nuestro vecino para consumir barato mientras nos concentrarnos en sofisticar nuestros BPOs-IPOs, en mejorar nuestra oferta académica y hacer atractiva la llegada de unos cuantos cerebros.

Una de las causas de estos desequilibrios identificados por el informe tiene que ver con los altos costos de transporte regional y las altas distancias económicas entre las ciudades. Hay que disminuir los costos logísticos que aun son bastante altos en Colombia (18% de las ventas totales de las compañías), especialmente en trayectos cortos.

Los bajos costos de transporte entre el Eje Cafetero y sus regiones aledañas,

proveen un enorme abanico de oportunidades para aumentar el comercio regional. Por ejemplo, el costo por tonelada desde Manizales a Pereira es de US$8, a Armenia US$12, a Cali US$26, a Medellín US$32, a Buenaventura US$33 y a Ibagué US$22. Estas cifras son bastante inferiores a los costos de transporte entre otras ciudades del país.

El mensaje para la región es claro. Debemos continuar promoviendo de manera coordinada la integración económica con medidas concretas (ej. transporte y logística), dejar de pensar que tenemos que producir de todo, y dedicarnos únicamente a lo que sabemos hacer.

Es inmenso el reto que tendrán las autoridades locales y de allí la importancia de elegir buenos mandatarios locales que sepan gerenciar y tengan una clarísima visión de su región.


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