Manizales, el más importante bastión de la tauromaquia en Colombia, inició su 58 feria taurina en medio de una tarde cálida y soleada. Cerca de media plaza colmada de aficionados tauromanos presenció la primera corrida de abono donde se lidiaron seis bravos toros de la ganadería de Mondoñedo. Sin lugar a dudas una tarde perfecta para un festejo de esta magnitud, sin embargo la carencia de profundos exponentes del arte taurino y las irrespetuosas palabras uno de los toreros al público hizo de esta primera corrida una mezcla irregular de emociones.
Por un lado, el retorno de la ganadería de Mondoñedo a la Monumental Plaza de Toros de Manizales generó expectativa entre la afición conocedora de este hierro y su potencial. Mondoñedo presentó seis toros con buena estampa, bravos en el caballo y con una complejidad poco trivial que demandaba de los toreros un profundo conocimiento del arte para lograr los anhelados trofeos. Sin embargo, la superficialidad de dos de los tres toreros impidió que estos seis hermosos ejemplares mostraran su carácter en plenitud y deleitaran al publico en la plaza. Vuelta al ruedo para dos de los seis toros es muestra de la bondad de la ganadería, aunque en merecimiento de dicho honor sea asunto de debate entre la experta afición.
Por otro lado, los toreros brindaron un espectáculo mixto que permite soñar con una majestuosa temporada con la grata sorpresa que generó el triunfo del español Eduardo Gallo, pero invita a olvidar episodios como la triste presentación de Andrés de los Rios. De los Rios, un fruto de la tierra que se ha reposado diría yo utilizando una jerga ajena al mundo taurino. Posturas desgarbadas, pases poco ortodoxos por no decir traperos, y su incapacidad por mantenerse inmóvil ante su oponente mostraron su falta de experiencia. La poca exposición a los ruedos y la grosería con que trató a una parte del público de Manizales que manifestó su insatisfacción hacen entrever un futuro poco promisorio para el torero local. A pesar sus pobres maneras para torear una estocada limpia y fulminante, sumada a los achooles que alcanzaba cierta parte de la afición tras cinco toros, permitieron que de los Rios se llevara una oreja.
Por su parte los toreros españoles Javier Castaño y Eduardo Gallo con un tacto taurino radicalmente opuesto a De los Rios, marcaron la diferencia en la tarde de ayer. Castaño proveniente de la ciudad de León y tras haber triunfado en Cali arribó a Manizales rebosante de actitud, porte y buen manejo de los trastos. Sin embargo, estos argumentos quizá lo llevaron a exigirle tiempo extra sus ejemplares y extender innecesariamente sus faenas con lo cual la suerte final no fue fácil para él. La mala suerte con la espada lo destinó a salir de la plaza sin pena ni gloria.
Por último Eduardo Gallo, el triunfador de la tarde, cortando una oreja en su primer toro y dos en su segundo. Al son de encantadores pasodobles taurinos Gallo salió en hombros de la plaza tras dos faenas llenas de temple y buen porte donde deleito al público con largos naturales y digno final para sus ejemplares. Sin lugar a dudas Eduardo Gallo es un matador que, por lo visto la tarde de ayer, esboza un futuro promisorio.