Al buscar el significado de boyada en el diccionario encuentro que se refiere a un rebaño de bueyes; también a hacer flotar algo. Sin embargo, yo lo conozco como un vocablo que se utiliza para referirse a un problema o dificultad. Alguien dijo que la expresión nació de los arrieros, que la acostumbraban cuando uno de los bueyes de la recua se enterraba en un pantanero; entonces había que descargarlo y empezar con la brega de sacarlo del atolladero. Me parece lógica la explicación, pero la traigo a colación porque se la oí al pisco que cuida carros en el centro de la ciudad y con quien me topé de nuevo esta mañana. Estaba muy angustiado y esto respondió cuando quise saber qué le sucedía:
- No patrón, si le contara; estoy que mato y como del muerto. Pa decile la verdá, desde que abrí el ojo esta mañana hasta he pensao en tirámele a un bus; creo que ni ganándome un chance salgo de esta. Estoy metido en una boyada la verrionda y siquiera que usté me pregunta porque necesito desahogame; perdone si le parece largo el relato pero se lo tengo que echar desde el principio. Cómo le parece que desde mitá de año apareció un predicador por allá en el barrio y empezó con un cuento todo reforzao, quisque ayer a media noche se acababa el mundo. Al principio nadies le paró ni cinco e´bolas, pero con la insistencia del tipo y apenas vimos que la noticia apareció en los periódicos, la vaina empezó como a sonanos.
Entoes todo mundo cogió a frecuentar la iglesia que montó el hombre en un local del barrio y aunque mi mujer me dijo mucho que dejara de ser tan atembao, que ese era un vividor, usté sabe que la curiosidá lo lleva a uno a metése onde no lo han llamao. Las primeras veces yo no le creía, pero la verdá es que esa gente tiene una labia muy bravera y con los días la cosa empezó a gustame cada vez más. Sobre todo cuando nos esplicó que los tales mayas, unos indios muy jodidos y estudiaos, fueron los que pusieron la fecha y que esa gente nunca se equivocaba. Que tenían fama de sabéselas todas y que no había por qué no creeles en esta ocasión.
Pues fue así como me tragué el cuento enterito y empezó el desastre. Lo primero que hice fue sacar al escondido de aquella unos ahorritos que teníamos, pa ver si nos daban un sucidio pa un ranchito, porque me puse a pensar: qué tal que esta vaina se acabe y uno con la plata en un banco. Va la madre. Y como no podía apareceme en la casa con el billete, porque aquella es muy maliciosa y se la hubiera pillao, resolví dame la buena vida. La verdá yo he sido juicioso y nunca había porfueriao, pero los amigos me convencieron que nos alzáramos la bata, que toda la vida camellando pa terminar todos en la misma sartén. El caso es que mientras en la casa pensaban que yo estaba en el rebusque, andaba con los compinches por allá en la galemba jartando trago, brillando baldosa con esas viejas y también lo otro, usté sabe... Porque aquí onde me ve, yo todavía le migo.
Como es lógico la platica no dio un brinco y muy ligero empecé a conseguir prestada, con unos hijuemadres agiotistas que lo pelan a uno en un dos por tres; claro, mientras tanto me imaginaba la cara que iban a poner esos vergajos cuando se acabara el mundo y yo debiéndoles ese dineral. Llegó la navidá y me ranché en que en la casa no se armaba pesebre ni árbol, que no me hablaran de natilla ni boñuelos, y que se olvidaran del alumbrao y de comprar aguinaldos porque no íbamos a llegar vivos al 24. Como es natural todos se salieron de la ropa y aunque renegaron y echaron puyas, me llevé el punto y la vaina quedó así. Lo que no calculé es que aquella es muy fregada y pensó lo mismo que yo, que qué tal que pasara algo, y ayer mismo se fue a retirar los ahorros pa metelos debajo del colchón por si cualquier evenualidá.
No le pinto lo que fue la llegada mía anoche a la casa. Estaba copetón porque siempre tenía sustico por lo del apocalisis, cuando abro la puerta y los encuentro a todos entrompaos esperándome. A la mujer tuvieron que agarrarla entre varios porque me quería capar y no me quedó sino pegar pa onde un vecino a que me diera posada. Le digo pues que tengo un guayabo moral el más verriondo y si llego a topame con el pastor ese lo levanto a patadas.
Ahora se llega la Nochebuena y en mi casa siempre ha sido costumbre ese día preparar sudao de gallina, un cojín de lechona y alguna vez hasta nos dimos el ancho y compramos unas cajas de arroz chino; tampoco falta el vinito Cariñoso. De manera patrón que si usté me puede colaborar ahí con cualesquier cosita se lo agradezco, porque además tengo que cancelale a los prestamistas el lunes por la tarde y aquí onde estoy, no tengo ni con qué pasar la maluquera.